jueves, 27 de octubre de 2011

MÉDICOS INTEGRALES COMUNITARIOS

El programa Nacional de Formación en Medicina Integral  Comunitaria, ha roto paradigmas en todo aquello relacionado con la formación médica, en primera instancia, se obvió el cadáver como el centro principal para la formación de un profesional destinado a trabajar con la vida y a la promoción de la salud, por otro lado se estableció como espacios para el aprendizaje aquellos que Alma Atá dejaba entrever allá por los setenta, el hospital como único escenario para la formación médica es superado por este programa, del mismo modo, un aspecto resaltante es la cantidad de estudiantes a certificar como médicos, sobre pasamos los ocho mil, hecho sin precedente en la historia, razón por la cual estimamos que las escuelas de medicina en el mundo, quieran o no tendrán que voltear a ver qué ocurrió en este país modesto, pero con una historia digna, podemos afirmar sin pretensión alguna, que este acontecimiento va a tener sus repercusiones en todo aquello relacionado con la formación médica, no solamente circunscrito  a este continente.
Esto sólo es posible bajo los signos de la cooperación internacional, Cuba y Venezuela muestran estos resultados con la modestia respectiva, pero también con la autoridad moral y ética devenida de ello, garantizamos un profesional parar los pueblos del mundo imbuido de un humanismo y solidaridad hacia el otro aprueba de todo, privilegiar el aprender haciendo desde los inicios del programa es garantía de un aprendizaje significativo, esto tiene que impactar de manera positiva la salud de nuestra amada patria, este ejercito de Batas blancas, con sus corazones henchidos de deseos de servir, será un bálsamo vivificante para el pueblo que tanto lo anhela.

Todo esto sirve de coraza ante la mezquindad, odio y mentira, encarnado  en la anquilosada Academia Nacional de Medicina, expresión de una clase médica prepotente pero en decadencia. Ante la opinión emitida por esta cofradía de ilustres para nada, nosotros invitamos a la sociedad a recibir con gozo estos 8000 médicos emanados del seno de nuestro pueblo y en los cuales tenemos depositadas las esperanzas más nobles.

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